10 de Mayo – 1850
¡Bendito sea el nombre del Señor, porque no ha abandonado a Su siervo ni se ha apartado de Su elegido! Aunque he pecado frecuentemente y he descuidado el dulce privilegio de la oración, Él no me ha desamparado. Recibí una carta del señor L. Yo espero que el Señor lo bendiga, y que le dé muchas almas como sello por su ministerio. Me pregunto cómo estarán en casa. El tiempo vuela. Las estaciones vienen y van. ¡Señor, concédeme que Tu Santo Espíritu me haga capaz de mejorar a cada instante! “Por precio fui comprado”.
martes, 22 de febrero de 2011
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