¿Qué significa la expresión: “Jesús es el Cristo”, o, Jesús es el Ungido? Primero, que Él es el Profeta; en segundo lugar, que Él es el Sacerdote; en tercer lugar, que Él es el Rey de la iglesia, pues en todos estos tres sentidos Él es el Ungido. Ahora, yo podría hacerme esta pregunta: ¿Creo hoy que Jesús es el grandioso Profeta ungido por Dios para revelarme el camino de salvación? ¿Lo acepto como mi maestro, y admito que Él tiene palabras de vida eterna? Si yo creo eso, voy a obedecer Su Evangelio y tener vida eterna. ¿Lo acepto para que sea a partir de ahora el revelador de Dios para mi alma, el mensajero del pacto, el Profeta ungido del Altísimo?
Pero Él es también un Sacerdote. Ahora, un sacerdote es ordenado de entre los hombres para ofrecer sacrificios; ¿creo yo firmemente que Jesús fue ordenado para ofrecer Su único sacrificio por los pecados de la humanidad, y con la ofrenda de ese sacrificio de una vez por todas consumó la expiación e hizo una completa propiciación? ¿Acepto que Su expiación fue por mí, y recibo Su muerte como una propiciación sobre la cual baso mi esperanza del perdón de todas mis transgresiones? ¿Creo yo de hecho que Jesús es el único y exclusivo Sacerdote propiciador, y lo acepto para que actúe como sacerdote para mí? Si es así, entonces he creído en parte que Jesús es el Ungido.
Pero Él es también Rey, y si deseo saber si poseo la fe correcta, debo preguntarme adicionalmente: “Jesús, que ahora es exaltado en el cielo y que una vez se desangró en la cruz, ¿es Rey para mí? ¿Es Su ley mi ley? ¿Deseo someterme enteramente a Su gobierno? ¿Odio lo que Él odia, y amo lo que Él ama? ¿Vivo para alabarlo? ¿Deseo ver, como un súbdito leal, que venga Su reino y que Su voluntad sea hecha, como en el cielo, así también en la tierra?”
C. H. Spurgeon sermón #979 - Fe y Regeneración
martes, 11 de enero de 2011
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