martes, 18 de enero de 2011

Cartas desde el sufrimiento - No.58

Menton
24 de Diciembre de 1891

Mis queridos amigos:

Les escribo por última vez durante el año de 1891, y con esta breve nota les envío una gratitud sincera por su misericordia para conmigo durante el año que está finalizando, así como también fervientes deseos de una bendición especial para el año que ha de comenzar muy pronto. Casi he concluido treinta y ocho años de mi ministerio entre ustedes, y he completado 37 volúmenes de sermones publicados, predicados en medio de ustedes. Sin embargo, no estamos cansados los unos de los otros. Saludaré el día cuando pueda hablar de nuevo con ustedes. Rodeado por diez mil misericordias, mi tiempo de debilidad se convierte en tiempo de descanso y felicidad; no obstante, ser capaz de seguir la senda bienaventurada de útil servicio con salud y vigor, sería mi cielo aquí abajo. Que me sean negadas las actividades que se han vuelto parte de mi naturaleza, parece algo muy extraño; pero como no puedo alterarlo, y como estoy seguro de que la sabiduría infinita gobierna esto, me inclino ante la divina voluntad, la voluntad de mi Padre.

El doctor reporta favorablemente de nuevo. Es decir, ayer dijo que había una mejoría decidida en cuanto a la enfermedad; nada especial, pero tanto como él podía esperar; no se puede esperar nada rápido, pero los asuntos han ido desarrollándose de una manera alentadora. Recomendaba que yo debiera ser muy cuidadoso acerca de un enfriamiento, etc.

Esta es una vieja y aburrida historia para ustedes. Únicamente su interés por mí, interés perseverante y acompañado de oración, podría darme el arrojo de repetirla.

Honestamente, no creo que ustedes sean perdedores debido a mi ausencia, en tanto que el Señor capacite a nuestro querido amigo el doctor Pierson para predicar como lo hace. Hay una nube de bendición que se cierne sobre ustedes ahora. Conviertan esa nube en una lluvia por medio de la electricidad celestial de la oración creyente. Que la noche de vigilia sea una noche memorable, y en la primera hora del año esperamos que el Señor diga: “Desde este día os bendeciré”.

Suyo con amor fiel

C. H. Spurgeon

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