1. Esta seguridad es una cosa verdadera y
escrituraria
La seguridad es un don del Espíritu Santo que todo
creyente en Cristo debe buscar. Me parece que la Biblia enseña que los
verdaderos creyentes pueden alcanzar tal estado de fe en Cristo que llegan a
tener una plena confianza con respecto a la eventual seguridad de sus almas. Sin
embargo, hay algunas iglesias que insisten en que no es posible que un creyente
esté tan confiado y que, si lo está, está engañado.
Es cierto que algunos podrían presumir que su salvación es
segura, sin tener ninguna base real para decirlo. Sin embargo, un versículo
tras otro en la Biblia
insisten en que la seguridad es un don verdadero del Espíritu Santo. Así que mi
respuesta para quienes niegan la existencia de la seguridad es simplemente
ésta: ¿qué dice la Biblia?
“Yo sé que mi
Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta
mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19: 25-26).
“Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmo 23: 4).
Hay otras muchas referencias a personas que han
experimentado esa esperanza cierta: vean Isaías 26: 3; 32: 17; Romanos 8:
28-39; 2 Corintios 5: 1, 6; Colosenses 2: 2; 2 Timoteo 1: 12; Hebreos 6: 11; 10: 22; 2 Pedro 1: 10;
1 Juan 3: 14; 5: 13. En todos estos pasajes encontramos a la humildad y a la
seguridad, una al lado de la otra. Y la seguridad de la que hablan es siempre
una confianza en Dios, nunca en ellos mismos. A quienes les desagrada la idea
de la seguridad del creyente les digo: no puede ser presunción seguir las
huellas de Job, del Salmista, de Isaías, de Pablo, de Pedro y de Juan. Ellos
eran varones de mente humilde y no obstante hablaron de tener una certeza de
esperanza. ¿Cómo puede ser indebido tener una certeza cuando Dios nos ha dado
Su segura promesa?
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
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