7.
UNA CIERTA ESPERANZA
“Porque yo ya estoy
para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la
buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel
día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4: 6-8).
En estos versículos el apóstol Pablo habla sin ninguna vacilación
o duda acerca del pasado, el presente y el futuro. No siente ninguna vergüenza
respecto a su pasado como cristiano; no siente ningún miedo por su cercana
partida de esta vida; no tiene ninguna duda acerca del resultado del juicio
futuro después de la muerte.
Desde que Dios le había inducido a mirar al cielo se había
puesto por objetivo servir a su Señor consistentemente. Su conciencia estaba
limpia y aunque nadie puede entrar al cielo sólo por los méritos de una buena
conciencia, le consuela al pasar de este mundo al otro. Él podía esperar el día
del juicio con valerosa certidumbre. No hay ninguna vacilación contenida en sus
palabras, No hay ninguna expresión como: “yo espero” o “tal vez”. Pablo tenía
seguridad acerca de su salvación.
Hay cuatro cosas que quiero decir acerca de que el
creyente posee una absoluta esperanza, esta seguridad de su salvación. Y lo
hago humildemente, dándome cuenta de que este es un tema difícil.
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad.
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