d) La santificación no consiste en retirarse de la vida
diaria en el mundo. En cada época ha habido quienes han creído que retirarse
del mundo y recluirse es una vía rápida para la santificación. Pero donde
vayamos llevaremos con nosotros esa fuente de mal: nuestros corazones. La
verdadera santidad no es una planta frágil que sólo puede sobrevivir en un
vivero, sino que es una planta fuerte y resistente que puede florecer en la
vida diaria y normal. La verdadera santidad no hace que un cristiano evada las
dificultades, sino que las enfrente y las venza.
e) La santificación se exhibe en un continuo respeto por
lo que Dios requiere de nosotros. ¡Quienquiera que pretenda ser un santo, mientras
sigue mofándose de los Diez Mandamientos y sigue considerando que es algo
trivial quebrantar cualquiera de ellos, está seriamente engañado y le será difícil
demostrar en el último día que es un santo!
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
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