viernes, 13 de agosto de 2010

Cartas desde el sufrimiento - No.54

Menton
Jueves 5 de Noviembre de 1891

Para El Tabernáculo
Amados amigos:

Para que les llegue esta carta el día domingo, les escribo en jueves. Ustedes desean saber cómo me encuentro; entonces, voy a responder la consabida pregunta en unas pocas palabras. Me encuentro casi en la misma condición que cuando partí. Lleno de confianza en que en respuesta a la oración seré perfectamente restaurado, debo esperar pacientemente en debilidad hasta que nuestro Padre celestial me devuelva mi fortaleza. No es una pequeña prueba sentir el deseo de hacer muchas cosas, y, sin embargo, tener que experimentar de nuevo tu incapacidad en los más simples esfuerzos. Subir unos cuantos escalones, dar cortos paseos, mover un bulto, y todas las insignificancias de ese tipo, se vuelven una dificultad, de tal manera que las palabras de Salomón son ciertas: ‘La langosta será una carga’. Pienso que podría predicar, pero cuando he visto a un amigo durante cinco minutos, comienzo a sentir que ya he tenido toda la plática que podría aguantar. De esta manera pueden ver dónde me encuentro, y mientras le dan gracias a Dios por Su bondad al restaurarme hasta este punto, les pido de nuevo sus oraciones para que mi enfermedad continúe menguando, y sobre todo, para que no recaiga.

Mi otro tema es mucho mejor. Por todo lo que oigo, hay un interés esperanzador generado en el ministerio que el Señor les ha provisto. Los peces están alrededor del barco. Que el Señor capacite ahora a los pescadores a echar la red diestramente, y que haya una gran redada de grandes peces. En ciertos momentos, la mayor demanda del pescador es un salabardo. Tiene capturado al pez, pero necesita de ayuda para sacarlo a la costa. Que cada miembro de la iglesia sea esa red de desembarco para el honorable predicador a quien oyen. Algunos de ustedes conocen ese arte sagrado a través de una larga práctica; otros han de iniciarse en ese hábito bendito. Las almas están siendo despertadas a todo su alrededor. Amados, ustedes mismos estén despiertos. ‘Cuando oigas ruido como de marcha por las copas de las balsameras, entonces te moverás’.

Les estoy escribiendo temprano en la mañana de un cálido día de radiante sol; y el simple pensamiento de su santa asamblea, y sus amorosos pensamientos acerca de mí, hace que todo esto sea diez veces más poderoso para animarme y restaurarme. Si no tuviera a un pueblo tan apegado, me perdería mi mayor gozo terrenal y sucumbiría a la depresión que la debilidad física es tan propensa a producir. Mi querido hermano estará pronto con ustedes para reportarles sobre mi comportamiento, pero yo estoy doblemente feliz por tener a mi amada esposa como mi cuidadosa compañera, un gozo que me es dado en esta peculiar hora de necesidad.

Que el propio Señor los bendiga a todos ustedes, y especialmente a quienes ministran en la Palabra y en la doctrina.

Su amante amigo

C. H. Spurgeon

Nota: Salabardo: red colocada en un aro, que se emplea para sacar peces d
e las redes grandes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente lindo poder acceder a estas líneas del gran Ch.H. Spurgeon.
Son demasiado conmovedoras.
Saludos desde IQQ
Chile
Tirza.