Quiera Dios que algunos de ustedes que están lamentándose por la carga de sus pecados y se encuentran abatidos por eso, miren al Hijo de Dios entregando Su vida y confíen en Él, pues ¡entonces sus pecados serían borrados en un instante!
C. H. Spurgeon, sermón 3362 y Vol. 59
viernes, 8 de enero de 2010
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