Spurgeon era un hombre de gran simpatía y sensibilidad. Era capaz de predicar sobre el sufrimiento y la desesperación desde la perspectiva del hombre que había vivido estas cosas y las conocía desde dentro. Podía predicar de Cristo como alguien que había encontrado deleite en Él, aun en los días más oscuros. Spurgeon estaba verdadera y profundamente agradecido por sus aflicciones. Las reconoció siempre como parte de los tratos del Señor con él, y como cosas enviadas para guiarlo a Cristo.
Su hijo, Charles Spurgeon junior escribió: 'no conozco a nadie que pudiera impartir más consuelo a los corazones sangrantes y a los espíritus tristes, de manera más dulce, que mi padre. Así como cuando las flores que son aplastadas producen más aroma, así él, habiendo soportado la larguísima enfermedad de mi querida madre, y habiendo experimentado también constantes dolores en su propio cuerpo, era capaz de identificarse de la manera más tierna con todas las personas que sufrían.'
Debemos dar gracias al Señor de todo corazón por la vida de Charles Spurgeon, por el hombre que llegó a ser a través de todos sus sufrimientos. Es un verdadero héroe de la fe, un hombre que nos presenta un reto por su celo por la causa de Cristo y su disposición a 'gastar de lo suyo y aun él mismo gastarse' (2 Corintios 12: 15) en el servicio de su Señor y su fe ante el horno de aflicción.
Autor: Hugo Collier, pastor de la iglesia bautista de Great Ellingham, Norfolk, Inglaterra. Esta iglesia fue establecida en el año de 1689.
sábado, 15 de noviembre de 2008
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