viernes, 7 de noviembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.12

Hotel de la Paix, Menton
24 de Noviembre de 1879

A los diáconos y ancianos

Queridos amigos:

Después de la primera semana fui víctima de esa insidiosa afección reumática que pareciera estar en mi constitución, y he estado enfermo ahora estos nueve días, afectado primero en mi pie derecho y luego en mi mano izquierda. Fue un motivo de grande agradecimiento para mí que el ataque, a pesar de ser doloroso, me sobrevino cuando no se requería que ocupara el púlpito, o que estuviera involucrado en la obra de mi Señor: y, además, fue consolador que estuviera en un clima cálido y seco donde todo está a mi favor. Por la bondad de Dios estoy siendo atendido cuidadosamente por uno de los más hábiles doctores, que ha sido mi amigo por varios años, el doctor Bennet, y con la bendición divina espero recuperarme pronto. Ya puedo caminar, y si no fuera porque mi mano está bastante inutilizada y todo mi brazo muy molesto, podría decir que el ataque ya pasó.
Les escribo no sólo para enviar mi amor a todos mis queridos amigos del Tabernáculo, sino también para mencionarles mi preocupación por el pobre pueblo que ha sufrido por las inundaciones que han ocurrido en el área.
Espero que el Tabernáculo no se quede rezagado en hacer algo para ayudar. Lo dejo a la discreción de los líderes, para que sean ellos los que digan qué hay que hacer. Yo contribuiré gustosamente con 50 libras esterlinas, si consideraran que hay escasez de fondos. Deben formar un comité para ayudar en primer lugar a nuestros propios hermanos pobres, y luego a todos los demás que pudieran estar en necesidad. En todo caso sería muy doloroso para mí estar ausente cuando la necesidad nos apremia, y como estoy ausente en persona, escribo para mostrar que en espíritu no lo estoy.
Confío sinceramente que los hermanos que les han servido en mi ausencia, hayan sido aceptables para los santos, y hayan sido el instrumento de conversión de los pecadores, y que los servicios especiales hayan producido grandes resultados.
No menciono el nombre de nadie en particular en esta breve nota, pero envío mi amor a todos mis muy amados asistentes, diáconos, y ancianos y miembros; nunca han sido más amados que ahora.

Por favor, oren por mí. Que el Señor les bendiga como sólo Él puede hacerlo.

Su amante pastor y amigo de corazón,

C. H. Spurgeon

Nota: Spurgeon regresó a Menton en Noviembre. La inundación a la que hace referencia fue el resultado de una espantosa sequía en el verano. Un posterior clima frío y lluvioso, demoró la maduración de la cosecha, de tal forma que los frutos no se habían cosechado aún en la Navidad, contribuyendo a una seria depresión para la agricultura británica.

Mientras Spurgeon se encontraba ausente, la señora Hillyard, fundadora y patrocinadora de los orfanatos, falleció. Sus últimas palabras fueron: ‘¡Mis niños! ¡Mis niños!’

No hay comentarios: