martes, 12 de agosto de 2008

Nuestra mira en las cosas celestiales

Ahora, justo como Jesucristo llevó, después de Su resurrección, una vida muy diferente de la que había llevado antes de Su muerte, así, ustedes y yo, somos llamados a vivir una vida celestial y espiritual, elevada y noble, viendo que hemos sido resucitados de los muertos para no morir más. Gocémonos y regocijémonos en esto. Comportémonos como quienes están vivos de los muertos, como los hijos felices de la resurrección. No hemos de ser esclavos del dinero, o cazadores que van tras la fama mundana. No hemos de poner nuestros afectos en las impías cosas de este mundo muerto y putrefacto, sino que nuestros corazones deben volar hacia lo alto, como jóvenes pájaros que se han liberado de sus conchas, a lo alto, hacia el Señor y las cosas celestiales en las cuales Él quiere que pongamos nuestras mentes.
La Resurrección de nuestro Señor Jesús. Sermón no.1653

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