sábado, 17 de noviembre de 2007

Los Sermones de Spurgeon en Australia

Registrar aunque sólo fuera una fracción de los memorables incidentes que han ocurrido en conexión con la publicación de los sermones de Spurgeon y mencionar aunque sólo fueran unos cuantos de los hombres prominentes que los han encontrado de utilidad y bendición para ellos mismos, ocuparía mucho más espacio del que se podría destinar en el blog. Pero podemos dar algunos ejemplos típicos.
Tal vez una de las características más notables de la temprana circulación de los sermones fue la forma en la que llegaron a ser conocidos por la generalidad del público en Australia.
Un caballero cristiano que vivía en esa colonia, sintiendo la necesidad de enviar el Evangelio a los distritos más remotos de tal manera que fuera leído, obtuvo el permiso de Charles Haddon Spurgeon para insertar algunos de sus sermones, en la forma de anuncios al público, en periódicos australianos. Este era un curso de acción que, como dijo el propio predicador, necesitaba que el ‘anunciante’ “gastara semana a semana una suma que difícilmente me atrevería a mencionar, pues no me creerían.”
Podemos entender el espíritu con el que este admirador colonial se embarcó en esta costosa misión, leyendo la siguiente carta que le envió a Spurgeon:
“Habiendo sido conducido por gracia a sentir algo del poder y el amor de Jesús y las bendiciones del glorioso Evangelio, y conociendo las necesidades de la vasta mayoría de nuestra población ampliamente dispersa, y viendo que sus sermones expresan tan plenamente el camino de la salvación, fui inducido a publicarlos en algún periódico de aquí. Siendo El Australiano un periódico deportivo, el gerente parecía indispuesto a ayudar para que yo pudiera poner en práctica mi idea, de tal forma que dio instrucciones que me cobraran la tarifa aplicable a anuncios, por los sermones; pero, reconociendo la importancia del paso, resolví pagar lo que exigía hasta que sus lectores se interesaran en los sermones, y luego pensé que podría obtener mejores términos de costo. Cuando la publicación se hubo prolongado por seis o nueve meses, visité al gerente, que aún entonces no parecía dispuesto a concederme la reducción de precio que yo requería; y, siendo incapaz de convencerle del aprecio que los lectores sentían por los sermones, le sugerí que pidiera que los lectores expresaran su opinión acerca de los mismos. El resultado fue que se recibieron cerca de 400 cartas; y yo le estoy enviando unas muestras de esas cartas para alentar su ánimo.”
La carta continúa y concluye diciendo: “En conclusión, quiero pedirle sus oraciones por mí. Busco crecer en la gracia y en el conocimiento del amor de Dios. También, ore por favor para que esta obra de la publicación de los sermones aquí, pueda prosperar abundantemente.”
Recibir cuatrocientas cartas, era un gran número como respuesta a una invitación hecha por un periódico colonial en aquellos tempranos días, y las respuestas llegaron de todas partes de Australia y de Nueva Zelanda, enviadas por habitantes de aldeas y pueblos, e incluso desde la selva.
En muchos casos, los sermones publicados de manera tan extraña –como anuncios- fueron bendecidos para salvación de las almas, y no parecía ser inusual que la gente de un lejano distrito se reuniera semanalmente para oír la lectura del muy esperado anuncio. Cada una de las cartas es muy alentadora.
En breve publicaremos varias de las cartas recibidas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

quiciera saber si la iglesia donde predicaba sigue funcionando y si tiene direccion electronica

Allan Román dijo...

La iglesia donde predicaba Spurgeon, el Tabernáculo Metropolitano, existe y tiene mucho vigor bajo el pastorado del doctor Peter Master.
La dirección del sitio es:
www.metropolitantabernacle.org