8.
SEAN COMO MOISÉS
“Por la fe Moisés,
hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes
ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de
los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón (Hebreos 11: 24-26).
A quienes buscan un modelo de santidad práctica, yo les
ofrezco a Moisés como un ejemplo. Me parece que la manera en que la fe en Dios
moldeó la vida de Moisés nos muestra cómo podría moldear nuestras vidas. Su fe
lo condujo a comportarse de cierta manera en que debemos comportarnos si
deseamos vivir una consistente vida cristiana.
1. A lo que renunció Moisés
a) Moisés renunció a una posición y a una grandeza en el
mundo. Él rehusó ser conocido como el hijo de la hija de Faraón. Debido a que
la princesa egipcia le había adoptado y educado como a su propio hijo, Moisés pudo
haber sido un hombre muy importante en la corte egipcia. ¡Pudo haber tenido
rango, poder, honor y títulos, todas esas cosas que mucha gente busca
ávidamente!
b) Rehusó los placeres. En la corte egipcia le esperaban
placeres de todo tipo: placeres sensuales, sociales e intelectuales. Egipto era
un centro de saber, de arte y de ciencias. El placer es algo en lo que muchos
invierten sus vidas para lograrlo. ¡Cuán grande tentación debe de haber sido
todo esto para Moisés!
c) Moisés rehusó las riquezas. Las antiguas ruinas de
Egipto nos dan alguna indicación de la riqueza y de la grandeza que una vez
pertenecieron a ese país. Moisés creció en el palacio de Faraón. Él experimentó
por sí mismo cuán cómoda podía ser la vida cuando se poseen tales riquezas. Qué
tentación debe de haber sido poseer tal comodidad. Sin embargo, llegado el
tiempo, encontró la fuerza para darle la espalda a todo eso.
J. C. Ryle - Aspectos de la santidad
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