miércoles, 30 de junio de 2010

Cartas desde el sufrimiento - No.51

Westwood, Beulah Hill, Upper Norwood
25 de Octubre de 1891

Queridos amigos:

Únanse conmigo para dar gracias por el grado de recuperación con el que nuestro Dios me ha bendecido. Todavía no soy el que era antes. En cuanto a fortaleza y en cuanto a la desoladora enfermedad que todavía permanece todavía me hace falta mucha recuperación, pero todo es halagüeño. A su debido tiempo, por la bondadosa mano de Dios, he de regresar a ustedes en una condición semejante a la que estaba cuando la mano de la aflicción me hizo a un lado.

Estoy abochornado por haberles escrito tanto acerca de mí en todas mis cartas anteriores. Permítanme hablarles ahora acerca de nuestro Señor. Su misericordia es sumamente grande. La ayuda amorosa y la simpatía de los amigos no es sino un torrente que brota de esa desbordante fuente. ¿Qué podríamos darle? He de contestar esta pregunta a mi manera; pero suplico a mi amada iglesia y al pueblo que den una gloriosa respuesta, tal como se esperaría de ellos.

El doctor Pierson ha llegado entre ustedes con una humilde pero inquebrantable fe de que el Señor está a punto de desnudar Su brazo en medio de nosotros. Los líderes de la iglesia vieron ésto en su primera reunión con él, y quiero que cada miembro de la iglesia vea lo mismo. Espero que haya venido para segar lo que otros han sembrado; y también para reunir a algunos que se habían estado marchitando junto al camino y que no estaban en el campo.

Yo espero un gran avivamiento. Oro por ello y lo espero. Si todos permanecen amorosamente unidos y esperanzadoramente activos, así será. Que aquellos que no son obreros para el Señor se entreguen de inmediato al servicio; y que los obreros veteranos procuren hacer algo más.

Oro para que los servicios de este día, el de la mañana, el de la tarde y el de la noche sean como cuando el sol se levanta, y hay una mañana sin nubes. Que la escuela, y el colegio, y el orfanato, y la labor de los colportores, y todas las diversas obras, reciban un nuevo impulso.

Oren hoy especialmente por la escuela dominical; mañana asistan a la reunión de oración y escriban, por decirlo así, la letra inicial de una nueva página. Si el Señor los bendice de esa manera, será Su forma más benévola de bendecirme a mí. Yo vivo si ustedes prosperan. No podría reposar ni siquiera en la tierra donde reina la primavera, si los viera desfallecer, o cayendo en divisiones, o decayendo en la oración. Ustedes son mi gozo y mi corona, y al mismo tiempo son mi carga y mi cuidado. Que Dios los bendiga.

Muy delicadamente les voy a hablar sobre asuntos de la iglesia. Este año es un período de estrechez financiera y me alegraría mucho que sin necesidad de ninguna petición, cada mayordomo del Señor comprobara que no falta nada para cubrir las necesidades de la iglesia.

Cuiden a los pobres, busquen a los caídos, visiten a los enfermos de la iglesia, y vivan cerca de Dios mezclando la oración con la acción de gracias; y que el Señor los bendiga a ustedes y a sus hijos tanto ahora como en la eternidad.

Suyo con un amor espiritual y permanente

C. H. Spurgeon

Por mí y mi querida esposa, y por mi hermano y su esposa, y por el señor Harrald, por favor oren pidiendo misericordias para el viaje. Los mantendremos informados acerca de nuestro viaje.

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