martes, 30 de octubre de 2007

Spurgeon: Las Transigencias de Nuestra Época.

Esta es la manera de ver las cosas en nuestros días. Necesitamos una forma más efectiva de resolver las cosas. Esperar hasta que la gente sea nacida de nuevo, y se vuelva seguidora de Cristo, es un largo proceso: debemos abolir la separación entre los regenerados y los no regenerados. Vengan a la iglesia, todos ustedes, convertidos e inconversos. Ustedes tienen buenos deseos y buenas resoluciones, eso bastará: no se preocupen por otra cosa. Es cierto que no creen en el Evangelio, pero nosotros tampoco creemos. Ustedes creen una cosa u otra. Vengan, y si no creen en nada, no importa; su “duda honesta” es más que la fe.

“Pero” – dirás- “nadie habla así”. Posiblemente no usen las mismas palabras, pero este es el significado real de la religión del presente día; esta es la tendencia de los tiempos. Yo puedo justificar la más categórica declaración que estoy haciendo, por la acción o por el lenguaje de ciertos ministros, que están traicionando arteramente a nuestra santa religión bajo la pretensión de adaptarla a esta era progresiva.

El nuevo plan es asimilar la iglesia al mundo, y de esta manera incluir un área más extensa dentro de sus límites. Mediante actuaciones semidramáticas hacen que las casas de oración se asemejen a un teatro; convierten sus servicios en exhibiciones musicales, y sus sermones los vuelven arengas políticas o ensayos filosóficos; de hecho, convierten al templo en teatro, y a los ministros de Dios los vuelven actores, cuyo oficio es divertir a los hombres.
Tomado del sermón No.2047, Vol. 34, del Púlpito del Tabernáculo Metropolitano, titulado: Sin Transigencias

viernes, 19 de octubre de 2007

Spurgeon: Una Importante Reflexión

“Sino que te castigaré con justicia.” Jeremías 30: 11.
Ser dejado sin corrección sería un signo fatal: demostraría que el Señor habría dicho: “Es dado a ídolos; déjalo.” ¡Que Dios nos conceda que esa no sea nunca nuestra porción! La prosperidad ininterrumpida es algo que debe causarnos miedo y temblor. Dios reprende y disciplina a todos aquellos a quienes ama tiernamente, pero permite que aquellos por los que no tiene estima se engorden sin temor, como novillos destinados al matadero. Es en amor que nuestro Padre celestial usa la vara para con Sus hijos.
Sin embargo, es preciso ver que la corrección es “con justicia”: Él nos da amor sin medida, pero el castigo es “con justicia.” Igual que bajo la antigua ley ningún israelita podía recibir más de “cuarenta azotes menos uno”, lo que garantizaba un conteo cuidadoso y un sufrimiento limitado, así sucede con cada miembro afligido de la casa de la fe: cada golpe es contado. Nuestro castigo es regulado según la medida de la sabiduría, de la simpatía y del amor. Lejos esté de nosotros rebelarnos contra esas estipulaciones tan divinas. Señor, si Tú estás a mi lado para medir las amargas gotas para mi copa, me corresponde tomarla alegremente de Tu mano, y beberla de acuerdo a tus instrucciones, diciendo: “Hágase tu voluntad.”
La Chequera del Banco de la Fe. Reflexión para el 19 de Octubre.

jueves, 18 de octubre de 2007

Spurgeon y la Prosperidad

Cuando Dios les cambie su prueba, estén muy satisfechos que les sea cambiada. Puedes anticipar, cristiano, que tu prueba te será cambiada: en verdad, debes contar con que así sea. Quiero decir, que si hoy tu navegación es calmada, aunque ayer las olas se alzaban como montañas, sólo se trata de un cambio de pruebas; ahora eres probado por la prosperidad, que puede llegar a ser una prueba más severa para ti que la adversidad.
Mara; o, Las Aguas Amargas Endulzadas. El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano.

sábado, 13 de octubre de 2007

Spurgeon y la Salvación de las Almas

'Yo le pido a cada obrero de esta iglesia que se preocupe por esto, que nunca deje de disparar a este blanco, y además al propio centro del blanco, es decir, ganar almas para Cristo, y verlas nacer a Dios, y verlas lavadas en la fuente repleta de sangre. Los corazones de los obreros deben sentir dolor, y deben anhelar vehementemente, y deben clamar con sus voces hasta quedarse roncos, y han de juzgar que no han hecho absolutamente nada, hasta que, por lo menos en algunos casos, los hombres sean realmente salvos."
El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano No. 1507, 1879. 'Ganar Almas Debe Ser Nuestra Única Ocupación Importante'.

viernes, 5 de octubre de 2007

Spurgeon: La Desaparición de los Dones Milagrosos

El testimonio de tantos destacados predicadores, teólogos y comentaristas en la historia de la iglesia referente a la desaparición de los dones milagrosos de la era apostólica, es un factor de considerable importancia, especialmente en la medida que entre ellos hubo hombres que fueron usados poderosamente por el Espíritu Santo para despertar continentes enteros a la fe en Cristo, hombres que de ninguna manera podrían ser acusados de contristar al Espíritu Santo.

Charles Haddon Spurgeon testifica en multitud de sermones en favor de este punto de vista. Los apóstoles –predicaba Spurgeon- eran “hombres que fueron escogidos como testigos porque habían visto personalmente al Salvador, un oficio necesariamente destinado a la extinción, por lo demás muy razonablemente, porque el poder de hacer milagros fue también retirado”. (Púlpito del Tabernáculo Metropolitano 1871, Vol. 17, 178). Y también: “Aunque no podemos esperar y no necesitamos desear los milagros que acompañaron el don del Espíritu Santo, en tanto que físicos, sin embargo, podemos desear y esperar lo que se pretendía y era simbolizado por ellos, y podemos contar con que veremos portentos espirituales semejantes realizados entre nosotros en este día.” (Púlpito del Tabernáculo Metropolitano 1881, Vol. 27, 521). También, “aquellas obras del Espíritu Santo que son concedidas en nuestra época a la Iglesia de Dios, son en todo sentido tan valiosas como los dones milagrosos iniciales que ya no están con nosotros. La obra del Espíritu Santo, por medio de la cual los hombres son resucitados de su muerte en el pecado, no es inferior al poder que llevó a los hombres a hablar en lenguas”. (Púlpito del Tabernáculo Metropolitano 1884, Vol. 30, 386 y siguientes).

Tomado de Signs of the Apostles: Observations on Pentecostalism Old and New. Walter J. Chantry. The Banner of Truth Trust. Las Señales de los Apóstoles: Observaciones sobre el Pentecostalismo Antiguo y Moderno. Walter J. Chantry
Traducción de Allan Román.