viernes, 30 de diciembre de 2011
Vida de Benito por Gregorio Magno
Early Christian Lives
Penguin Classics
jueves, 29 de diciembre de 2011
C. H. Spurgeon - Vida en Abundancia
C. H. Spurgeon - Vida en Abundancia
miércoles, 28 de diciembre de 2011
C. H. Spurgeon - Vida en Abundancia
jueves, 22 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
¿Qué tienes que no hayas recibido?
C. H. Spurgeon - sermón #1271
¡Cuán grandioso rasgo del carácter de Dios es éste: “Jehová guarda a los extranjeros”! Si algunos de ustedes se sienten muy extranjeros aquí esta noche, si son forasteros para la religión, forasteros para las observancias religiosas, forasteros para todo lo que es bueno, si sienten, cuando oyen el Evangelio, que son tan completamente extraños a él que suena muy extrañamente a sus oídos, ¡vengan, amados forasteros, “Jehová guarda a los extranjeros”! Vengan bajo la sombra de Sus alas, y allí encontrarán refugio. El padre está muerto, la madre está muerta, todos los amigos se han ido, e incluso en la propia aldea donde naciste eres un extraño; ven, pues tu Dios no está muerto, tu Salvador vive: “Jehová guarda a los extranjeros”.
C. H. Spurgeon - Sermón #2347
C. H. Spurgeon - sermón 1271 - Volumne 22
viernes, 2 de diciembre de 2011
C. H. Spurgeon - El Mejor Banquete de Navidad
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Diario de Spurgeon
Un día de dicha inmerecida. No estoy desterrado por completo de la presencia del Señor. He aquí, aunque Él me matare no podría hacer otra cosa que esperar en Él, puesto que he recibido grandes muestras de Su amor. ¡Señor, cuando me encuentre sumido en oscuridad y en zozobra, cuando mi cabeza esté inclinada hasta el suelo, regresa entonces a Tu siervo para animarlo y apoyarlo! ¡Para siempre, oh, para siempre amarrado al Arca, y protegido del diluvio, llegaré al fin a la terra firma (tierra firme) de gloria! ¡Oh, no permitas que Te deshonre! ¡Que nunca cause oprobio a la causa de Cristo! Guárdame, y estaré infinitamente seguro, y reposaré seguramente.
lunes, 28 de noviembre de 2011
“Podrían dividir un pelo
Entre su lado oeste y su lado este”,
respecto a puntos de teología; pero en cuanto a la caridad para con los pobres, en cuanto a visitar a los necesitados, a cuidar las almas de los hombres, en cuanto a vivir santamente y a prevalecer con Dios en la oración, no se encuentran en ninguna parte. Yo les ruego que aborrezcan una religión que sólo está en el libro. Deben tenerla en el corazón. Deben tenerla en la vida, pues de lo contrario este Niño que nació en Belén sólo los afectará en la medida en que lean los Libros de la Escritura, y allí termina el asunto en lo que a ustedes respecta. Sí, sí, sí, conozcan la Biblia, eso es bueno, pero practiquen lo que les dice su Biblia, pues eso es mejor. Sí, sí, sí, entiendan las doctrinas de la gracia, entiéndanlas claramente; pero ámenlas, vívanlas, pues eso es mucho mejor. Sí, sí, sí, sean teólogos sólidos, pero hemos de ver en ustedes una santa humanidad también. ¡Que Dios nos conceda que así sea! De otra manera, les digo que su conocimiento libresco los dejará siendo todavía enemigos de Cristo.
C. H. Spurgeon - sermón #2325
miércoles, 23 de noviembre de 2011
C. H. Spurgeon - Sermón #666 - Vol.11
martes, 22 de noviembre de 2011
C. H. Spurgeon - Sermón #666 - Vol. 11
viernes, 18 de noviembre de 2011
miércoles, 16 de noviembre de 2011
C. H. Spurgeon - Cristo: Caída y Levantamiento de Muchos
martes, 15 de noviembre de 2011
C. H. Spurgeon - Cristo: Caída y Levantamiento de Muchos
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Tienes que levar el ancla, joven amigo, ya sea de la bebida, o de la lascivia o del juego o del robo. Eres un insensato si pretendes remar cuando sabes que el ancla está hundida todavía en el lodo.
C. H. Spurgeon, sermón #2325 - Vol. 39
domingo, 6 de noviembre de 2011
Diario de Spurgeon
Fui a la capilla; había muy pocas personas allí. “Confortará mi alma”. ¡El mismo tema de nuevo! ¡Cuán cierto es eso; cómo me ha revivido! Breves pero gloriosos son los días de mi refrigerio que valen años de aflicción y turbación. ¡Oh Amado mío, si mi camino se extendiera sobre los rescoldos del infierno durante toda mi vida, con sólo que Tú te mostraras, me apresuraría a atravesar el fuego para encontrarme contigo! No he experimentado tanto éxtasis como en algunos días anteriores. ¡Yo soy del Señor para siempre; cuánto le debo! ¡Abogado, Hermano, Esposo mío, no permitas que mi primer amor pierda calor y se enfríe! ¡Guárdame y presérvame en Tus manos!
domingo, 30 de octubre de 2011
C. H. Spurgeon - La Gran Comida de Navidad
miércoles, 26 de octubre de 2011
C. H. Spurgeon - El Gran Cumpleaños, sermón #1815
Entonces podemos decir que la regeneración es el comienzo de la vida espiritual en la persona, implantada en el ser humano por el Espíritu Santo, que le capacita para arrepentirse y creer. Y posteriormente es la primera manifestación de la nueva vida implantada.
También podemos definir la regeneración de esta manera: “es un cambio radical de la muerte espiritual a la vida espiritual, un cambio generado en nosotros por el Espíritu Santo, un cambio en el que el hombre es un ente completamente pasivo. Este cambio implica una renovación interior de nuestra naturaleza, es el fruto de la gracia soberana de Dios y tiene lugar en unión con Cristo”.
También mencionamos la justificación. Podemos definir la justificación como un acto judicial y de gracia de Dios, por medio del cual declara a los pecadores creyentes: ‘justos’ sobre la base de la justicia de Cristo que les es acreditada a los pecadores, perdona todos sus pecados, los adopta como hijos, y les da el derecho a la vida eterna.
La doctrina de la justificación presupone un reconocimiento de la realidad de la ira de Dios.
Es una acto de Dios por medio del cual declara judicialmente justo al pecador. No es un proceso.
La justificación es recibida estrictamente por la fe, y no es un mérito conseguido por las buenas obras de los seres humanos.
La justificación tiene su raíz en la unión con Cristo. Es debido a que somos uno con Cristo que Su justicia puede sernos acreditada.
La justificación está basada en la obra sustitutiva de Cristo. Cristo intercambia lugares con nosotros y soporta el castigo de la ira de Dios que nuestros pecados merecían.
La justificación implica la imputación de la justicia de Cristo a nosotros.
En la justificación se reúnen la misericordia y la justicia. Es totalmente inmerecida.
La justificación tiene tanto un aspecto negativo como un aspecto positivo. En el aspecto negativo significa el perdón de nuestros pecados. En el lado positivo incluye nuestra adopción como hijos de Dios y la recepción del derecho a la vida eterna.
La justificación tiene implicaciones escatológicas. Significa que el veredicto que Dios pronunciará para nosotros en el Día del Juicio ha sido traído al presente. Por tanto no necesitamos temer al Día del Juicio.
Aunque la justificación nunca ha de ser separada de la santificación, esas dos bendiciones son distintas.
Elaborado por Allan Román
lunes, 24 de octubre de 2011
jueves, 20 de octubre de 2011
C. H. Spurgeon - Una Última Advertencia
C. H. Spurgeon - Una Última Advertencia
"El tiempo de mi partida está cercano".
C. H. Spurgeon - Una Última Advertencia
domingo, 16 de octubre de 2011
Horatius Bonar (1808-1889) reconocido pastor escocés.
sábado, 15 de octubre de 2011
Sin eso, ninguna otra cosa da resultado. Sin eso, ni la ortodoxia, ni el aprendizaje, ni la elocuencia, ni el poder de los argumentos, ni el celo, ni el fervor lograrán nada. Eso es lo que da poder a nuestras palabras y persuasión a nuestros argumentos, haciéndolos como el bálsamo de Galaad para el espíritu herido o como flechas afiladas del Poderoso para la conciencia del acérrimo rebelde. Parece que brotan una virtud y una fragancia benditas de quienes caminan con Él en una relación santa y feliz dondequiera que van. La cercanía a Él, la intimidad con Él, la asimilación de Su carácter: esos son los elementos de un ministerio poderoso.
Horatious Bonar (1808-1889) ganador de almas.
lunes, 10 de octubre de 2011
miércoles, 5 de octubre de 2011
C. H. Spurgeon - La Sangre Derramada por Muchos
martes, 27 de septiembre de 2011
C. H. Spurgeon - sermón #2219 - Un Arpa de Diez Cuerdas
C. H. Spurgen - sermón #2213
C. H. Spurgeon - #2213
sábado, 10 de septiembre de 2011
Una evidencia segura de ser un hijo de Dios
“¡Oh!”, –le respondió el granjero- “mi querido señor Hall, ¿cómo puede usted hablar así?”
“Bien, ¿cuál piensa usted que es la mejor evidencia de que un hombre es realmente un hijo de Dios?”
“¡Oh!”, -replicó el granjero- “estoy seguro de que si un hombre ama a Dios, aceptará todo de buen grado”.
“Entonces”, -dijo el granjero continuando con la historia- “deberían haberlo oído hablar. Dijo: ‘¿Amar a Dios, amigo? ¿Amar a Dios? Aunque yo estuviera condenado, todavía lo amaría. ¡Él es un Ser tan bendito, tan santo, tan veraz, tan clemente, tan amable, tan justo!’ Prosiguió durante una hora alabando a Dios, y las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras seguía diciendo: ‘¡Amarlo! No podría evitar amarlo; tengo que amarlo. Sin importar lo que me haga, tengo que amarlo’”.
C. H. Spurgeon - Revelación y Conversión
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Nuestras ofrendas
C. H. Spurgeon - La Dádiva Óptima
lunes, 5 de septiembre de 2011
C. H. Spurgeon - La Dádiva Óptima
domingo, 4 de septiembre de 2011
De la iglesia perfecta
C. H. Spurgeon - sermón #2234.
¿Es así nuestra entrega a Cristo?
C. H. Spurgeon, sermón #2234 - Volumen 37
viernes, 2 de septiembre de 2011
jueves, 1 de septiembre de 2011
C. H. Spurgeon - La Lógica del Amor
miércoles, 31 de agosto de 2011
La Lógica del Amor
Así es en la Iglesia de Dios. Todo cristiano permanece bajo la sombra del amor divino; unos cuantos disfrutan y regresan ese amor en un grado notable; pero hay unos cuantos –en esta época, tristemente, unos pocos- que alcanzan un amor seráfico, que ascienden al monte del Señor para estar allí donde el ojo del águila no se ha posado, y para caminar por el sendero que el cachorro del león no ha hollado nunca, por los lugares altos de una completa consagración y de un ardiente amor inextinguible.
Ahora, fíjense bien, puede ser difícil ascender tan alto, pero hay una ruta segura, y solo una, que el hombre tiene que seguir si quiere alcanzar esa sagrada elevación. No es la senda de sus obras, ni la vereda de sus propias acciones, sino ésta: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”. Juan y los apóstoles confesaron que así habían obtenido su amor. Para el amor más sublime que haya resplandecido jamás en algún pecho humano no hubo otra fuente que ésta: Dios amó primero que el hombre. ¿No ven ustedes cómo es eso? Saber que Dios me ama echa fuera mi temor atormentador acerca de Dios, y una vez que ese temor es expulsado, hay espacio para un abundante amor a Dios. Cuando el miedo sale, el amor entra por la otra puerta. Así que entre más fe en Dios haya, más espacio hay para el amor que llena el alma.
C. H. Spurgeon - Sermón no.1008
Sobre el amor a Dios
C. H. Spurgeon - La Lógica del Amor, sermón no. 1008
lunes, 29 de agosto de 2011
Aspectos de la Santidad
a) En primer lugar una visión escritural del pecado es uno de los mejores antídotos para un tipo de teología vago y nebuloso que es tan común: ‘algo acerca de Cristo, algo acerca de la gracia, algo acerca de la fe’. Esa teología nebulosa no ejerce ninguna influencia en la vida cotidiana ni proporciona paz en la hora de la muerte. Quienes se someten a un tipo de teología así, a menudo se dan cuenta demasiado tarde que no hay nada sólido o real en su religión.
Los seres humanos no mirarán resueltamente al cielo ni vivirán como peregrinos aquí mientras no sientan realmente que están en peligro de irse al infierno por causa de sus pecados. Podemos estar seguros de que las personas no vendrán nunca a Jesús y no estarán con Él ni vivirán para Él, si no saben por qué necesitan venir. Aquellos a quienes el Espíritu Santo atrae a Cristo son los mismos a quienes les ha infundido una convicción de su pecaminosidad.
b) Una visión escritural del pecado es el mejor antídoto para contrarrestar la teología liberal y modernista. La tendencia de esta teología es rechazar todas las declaraciones dogmáticas de la verdad e intentar convencernos de que todo es verdad, que todo el mundo está en lo correcto y que eventualmente todo el mundo será salvado. La expiación de Cristo, la personalidad del demonio, los milagros de los que habla la Escritura, la realidad y la eternidad del castigo futuro, todas estas verdades han sido descartadas por la errónea creencia de que hacerlo hará que el cristianismo sea más aceptable frente a las ideas modernas.
c) Una visión escritural del pecado es el mejor antídoto para un tipo de cristianismo ceremonial y formal. Un niñito se queda satisfecho con los juguetes y con diversos objetos en tanto que no esté hambriento. Lo mismo sucede con nosotros en los asuntos del alma. Una vez que una persona entiende su pecado y su necesidad de un Salvador, entonces la música, las flores, las velas, el incienso, los pendones y las ceremonias elaboradas por el hombre le parecerán un triste desperdicio de tiempo.
d) Una visión escritural del pecado es el mejor antídoto contra la teoría de la perfección libre de todo pecado. Por todos los medios hemos de apuntar a lo más alto. Pero si la gente habla en serio cuando nos dice que en este mundo un creyente puede vivir por años en una inquebrantada comunión con Dios, debo decir que tal visión no es escritural y es peligrosa. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1: 8).
e) Una visión escritural del pecado es el mejor antídoto en contra de las visiones rastreras de la santidad personal. Durante mucho tiempo he tenido una triste convicción de que la norma de vida cotidiana entre los cristianos profesantes ha ido en declive paulatinamente. Pudiera ser que el incremento de las riquezas haya introducido una plaga de mundanalidad y un gusto por sentirse a sus anchas. Pudiera ser que la controversia religiosa haya marchitado nuestra vida espiritual. Sea cual fuese la razón, ha habido últimamente una norma más baja de santidad personal de la que solía haber en los días de nuestro padres. Yo estoy convencido de que el primer paso para alcanzar una norma más alta de santidad es darse cuenta más plenamente de la sorprendente pecaminosidad del pecado.
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
lunes, 22 de agosto de 2011
Diario de Spurgeon
Mi debilidad es mi mayor fuerza, pues es entonces cuando confío únicamente en Jesús, cuando siento mi propia dependencia. Yo soy una vasija de barro y he estado entre las ollas de los irredentos. ¡Hazme ahora una vasija para Tu uso! Tu sangre es mi confianza, pues he sido lavado; ¿quién me ennegrecerá ahora como para que no esté sin mancha al final? ¡Dicha, dicha indecible, éxtasis divino, yo vuelo más allá de los confines de la tierra y mi Esposo me sostiene en Sus brazos y yo soy Suyo y Él es mío, mi glorioso Príncipe, mi Redentor, mi Amor!
martes, 16 de agosto de 2011
Aspectos de la Santidad
La falacia del pecado puede ser demostrada por nuestra disposición a ofrecer excusas por él y a minimizar su culpa. Decimos: ‘Es sólo un pecadito… Dios es misericordioso… teníamos una buena intención… no podemos ser tan detallistas… ¿dónde está el daño?’ ¿Qué es lo queremos decir? Queremos decir que estamos tratando de engañarnos a nosotros mismos para creer que el pecado no es realmente tan pecaminoso. Me temo que no nos damos cuenta de la sutileza extrema del pecado. Raramente se presenta como pecado, al principio.
Qué razones reales tenemos para la humillación y el abatimiento del ego; razones para considerar la necesidad de un cambio de corazón, el cambio que la Biblia llama regeneración, nuevo nacimiento y conversión. Por otro lado, cuán agradecidos debemos estar por el mensaje evangélico que nos habla del remedio para nuestra enfermedad. No tenemos que tener miedo de estudiar la naturaleza, el origen, el poder, el alcance y la vileza del pecado si, al mismo tiempo, miramos a la salvación provista para nosotros en Jesucristo. “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5: 20).
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
jueves, 11 de agosto de 2011
Aspectos de la Santidad
Yo no creo que nosotros, con nuestra inadecuada concepción del pecado, podamos captar jamás su extrema fealdad ante los puros ojos de Dios. Un ciego no puede notar la diferencia entre una obra de arte famosa y una ruda señal en una aldea; un sordo no puede notar la diferencia entre un simple silbato y un gran órgano.
Tenemos que fijar en nuestras mentes lo que dice el profeta acerca de Dios: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio” (Habacuc 1: 13), y que, por tanto, “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18: 4). Incluso de los labios de Jesús tenemos las palabras: “E irán éstos al castigo eterno” (Mateo 25: 46). ¡Estas son palabras terribles cuando consideramos que están escritas en el libro de un Dios misericordioso!
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
lunes, 8 de agosto de 2011
C. H. Spurgeon . Sermón #743
miércoles, 3 de agosto de 2011
C. H. Spurgeon - sermón # 742
C. H. Spurgeon - sermón #742
jueves, 28 de julio de 2011
C. H. Spurgeon - Sermón #2107 - La Higuera Seca
domingo, 24 de julio de 2011
Diario de Spurgeon
¡Glorioso día, qué felicidad sería que todos fueran como éste! ¡Oh, la seguridad de un cristiano, que está tan seguro, aunque no tan bendecido, como cualquier santo en el Cielo! Señor, ¿cómo podría dejarte? ¿A quién, o adónde iría? Tú eres el centro de mi amor, todos los nombres gloriosos en uno, Tú eres el más refulgente, el más dulce, el más hermoso Ser que los ojos hayan visto o los ángeles hayan conocido. Yo confío en Ti para mi salvación; sin Ti, no puedo hacer nada. ¡Yo soy una completa debilidad; Tú tienes que hacerlo todo o pereceré! ¡Amor de mis amores, que sobrepasa a todo amor, fija mi corazón errabundo en Ti!
jueves, 21 de julio de 2011
La Salvación es Perpetua
C. H. Spurgeon - Perseverancia en Santidad #2108
miércoles, 20 de julio de 2011
Aspectos de la Santidad
No debemos cometer ningún error acerca de ésto: la única base segura para nuestro entendimiento es lo que la Biblia enseña. “Todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6: 5). “Engañoso es el corazón más que todas las cosas” (Jeremías 17: 9). El pecado es una enfermedad que invade todas las facultades de nuestra mente: el entendimiento, los afectos, los poderes de razonamiento y la voluntad, todos están infestados. Incluso la conciencia está cegada de tal manera que no se puede confiar en ella como una guía segura para el recto comportamiento, a menos que sea iluminada por el Espíritu Santo.
Todo esto puede quedar oculto por una muestra exterior de cortesía. Es verdad que muchos seres humanos tienen unas nobles facultades y muestran una inmensa capacidad para alcanzar la excelencia en el arte, la ciencia y la literatura. Pero es un hecho que en las cosas espirituales estamos ‘muertos’. Naturalmente no tenemos temor ni amor de Dios en nuestros corazones. Lo que es mejor en nosotros está tan mezclado con la corrupción, que el contraste únicamente sirve para demostrar el alcance del pecado en nosotros.
El poder del pecado es tal que, incluso después de haber experimentado la conversión por la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, sentimos todavía su fuerza. Nunca nos hemos deshecho de las raíces del pecado en nosotros. En cuanto a los creyentes, de lo que podemos estar seguros es que el pecado está debilitado y contenido por la gracia por la gracia de Dios en nosotros. Pero tenemos que pelear diariamente la batalla entre los deseos de la carne y del espíritu, y eso es un testimonio del enorme poder y de la vitalidad del pecado.
No conozco ninguna prueba más sólida de la narración bíblica del origen de la humanidad, que esta universalidad del pecado. Si aceptamos que todos los seres humanos han descendido de una pareja, y que esa pareja se rebeló contra Dios, entonces el estado de nuestra naturaleza humana es fácilmente explicable. Si negáramos la historia del Génesis, como hacen algunos, entonces es difícil explicarnos el sorprendente alcance y poder del pecado hoy día.
Dichoso es el creyente que entiende el hecho del pecado, y que puede decir: “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”, sin olvidar jamás que hay que vigilar y orar para no caer en tentación.
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
domingo, 17 de julio de 2011
Aspectos de la santidad
Nuestra pecaminosidad no comienza desde afuera de nosotros, sino desde adentro. No es el resultado de un mal aprendizaje en los primeros años; no es algo copiado de malos compañeros y de malos ejemplos. ¡No! Es una enfermedad familiar con la que nacemos, heredada de nuestros primeros padres: Adán y Eva. “El pecado entró en el mundo por un hombre… (Romanos 5: 12). El bebé más hermoso nacido en este año no es “un pequeñito inocente”, sino un pecador pequeño. Sólo observen cómo se desarrolla y pronto verán en él los gérmenes del engaño, del mal carácter, del egoísmo, del capricho, de la obstinación, de la avaricia, de los celos y de la pasión, que si son tolerados y se quedan sin corrección, crecerán tan rápido como la maleza en el jardín. ¿Quién le enseñó al niño esas cosas? ¡Sólo la Biblia puede responder esa pregunta! “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7: 21-23).
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
sábado, 16 de julio de 2011
Aspectos de la Santidad
El pecado es esa vasta enfermedad moral que afecta a la raza humana entera. Un pecado consiste en hacer, decir, pensar o imaginar cualquier cosa que no se conforme perfectamente a la mente y a la ley de Dios. La más ligera separación, externa o interna, del completo acuerdo con la voluntad y el carácter revelados de Dios, es un pecado, y de inmediato nos hace culpables a Sus ojos. Es demasiado fácil quebrantar la ley de Dios en pensamiento o deseo aun cuando no haya un acto visible de impiedad. Nuestro Señor estableció ese punto más allá de toda disputa en Su Sermón del Monte (Mateo 5: 21-28).
Es también fácil quebrantar la ley de Dios cuando se omite hacer lo que Él exige. Jesús dejó esto muy en claro también: “Tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber” (Mateo 25: 42). Y debo recordarles que es posible cometer algún pecado, y, sin embargo, ser ignorante de ello. Al pueblo de Dios, Israel, se le instruyó que hay pecados de ignorancia (Levítico 4) lo cual fue confirmado por nuestro Señor cuando dijo: “Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco” (Lucas 12: 48). Haríamos bien en recordar que nuestro conocimiento imperfecto no es la verdadera medida de nuestra pecaminosidad!
J. C. Ryle - Traducción de Allan Román
miércoles, 13 de julio de 2011
El Pecado
Un recto conocimiento del pecado es la base de un verdadero entendimiento del cristianismo. Sin eso, tales verdades como la justificación, la conversión y la santificación, son únicamente palabras y nombres. Lo primero que Dios hace cuando atrae a la gente hacia Sí, es hacerlos reconocer interiormente que son pecadores culpables. Así como la creación del mundo comenzó con la llegada de la luz (Génesis 1: 3), así esta nueva conciencia de pecado es el comienzo de la recreación espiritual de una persona. Dios brilla en nuestros corazones por el Espíritu Santo y entonces comienza nuestra vida espiritual (2 Corintios 4: 6).
Aspectos de la Santidad - J. C. Ryle
lunes, 11 de julio de 2011
Diario de Spurgeon
Asistí a la reunión de oración y participé en la oración. ¡Cuán inextinguible es la fuente de la que proviene mi vida! ¡Cuán ilimitada la reserva de donde viene mi provisión! He de ser salvo, pues la Omnipotencia ha asumido mi salvación. ¡Otro día glorioso, otra visita de Su gracia vivificadora; bendito sea el nombre del Señor! El servicio del Señor sería un servicio dichoso, aun si un disfrute como éste fuera su única recompensa. ¡Cuán dulce son las visitas de Su gracia, dulces más que miel, y que la que destila del panal!
martes, 5 de julio de 2011
Diario de Spurgeon
Fui a la escuela dominical. El señor S. predicó esta mañana sobre 2 Corintios 3: 6-8. ¡Cuán glorioso es el ministerio de vida, cuán hermosas las tablas de piedra cuando están encerradas en el arca bendita del pacto! Por la tarde, Ezequiel 36: 27. Por la noche, “¿Qué es la verdad?” En cuanto a interés, los sermones de hoy han sido un fracaso. Les hablé a los niños sobre la oración. Fuimos a visitar, con el señor M. a seis nuevos niños. Por la noche estuve en casa del señor B. Me involucré en la oración en su altar familiar. Hoy ha sido un día soleado para mí. El Señor me ha visitado desde lo alto. ¡Gózate, oh alma mía, alégrate, y renueva tu fuerza; corre, corre, en el nombre del Señor! Él está conmigo, Él ha estado conmigo. ¡Ha convertido la debilidad en fuerza! ¡Poderoso para salvar, Tú recibirás todos mis más nobles cantos! ¡Que Tu gracia me constriña a amarte, y a vivir para Ti! ¡Yo estoy sepultado con mi Señor y Salvador; que sea yo crucificado al mundo, y que muera diariamente! ¡Cuán cierto es que Tu yugo es fácil, y Tu carga ligera! Puedo hacerlo todo por medio de Cristo Jesús.
jueves, 30 de junio de 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
Horatius Bonar (1808 – 1889). Reconocido pastor escocés.
lunes, 27 de junio de 2011
¿Has Nacido de Nuevo?
¿Has nacido de nuevo? Esta es una de las preguntas más importantes de la vida. Jesucristo dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
No basta con responder: “Pertenezco a la iglesia; yo supongo que soy cristiano”. Miles de cristianos nominales no muestran ninguna de las señales de haber nacido de nuevo que las Sagradas Escrituras nos proporcionan, muchas de ellas anotadas en la Primera epístola de Juan.
No comete habitualmente pecados
Primero, Juan escribió: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 3:9). “Todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 5:18).
La persona que es nacida de nuevo, o que ha sido regenerada, no comete habitualmente pecados. Ya no peca con su corazón ni con su voluntad. Probablemente hubo una época cuando no pensaba si sus acciones serían o no pecaminosas, y no siempre sentía pesar después de haber hecho el mal. No había problemas entre él y el pecado; eran amigos, pero el cristiano auténtico odia el pecado, huye de él, lucha contra él, lo considera su mayor plaga, resiente la carga de su presencia, se duele cuando cae bajo su influencia y anhela librarse totalmente de él. El pecado ya no le agrada y ni siquiera le es indiferente; ha llegado a ser algo que odia. No obstante, no puede eliminar su presencia dentro de él.
Si dijera que no tiene pecado, estaría mintiendo (1Juan 1:8). Pero puede decir que odia el pecado y que el gran anhelo de su alma es no volver a cometer ningún pecado. No puede impedir malos pensamientos, ni que faltas, omisiones y defectos aparezcan tanto en sus palabras como en sus acciones. Sabe que “todos ofendemos muchas veces” (Santiago 3:2).
Pero puede decir ciertamente, en la presencia de Dios, que estas cosas le causan dolor y tristeza y que su naturaleza entera no las consiente. ¿Qué diría de ti el apóstol? ¿Has nacido de nuevo?
Cree en Cristo
Segundo, Juan escribió: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” (1 Juan 5:1).
El hombre que es nacido de nuevo, o es regenerado, cree que Jesucristo es el único Salvador que puede perdonar su alma, que es la persona divina designada por Dios el Padre justamente para este propósito, y fuera de Él no hay ningún Salvador. Se considera indigno. Pero tiene plena confianza en Cristo, y confiando en él, cree que todos sus pecados han sido perdonados. Cree que, porque ha aceptado la obra consumada de Cristo y la muerte en la cruz, es considerado justo a los ojos de Dios, y puede encarar la muerte y el juicio sin temor.
Puede tener temores y dudas. Quizás a veces diga que se siente como que no tiene nada de fe. Pero pregúntale si está dispuesto a confiar en otra cosa en lugar de Cristo, y observa lo que dice. Pregúntale si está dispuesto a basar su esperanza de vida eterna en su propia bondad, en sus propias obras, en sus oraciones, en su pastor o en su iglesia, y nota su respuesta. ¿Qué diría de ti el apóstol? ¿Has nacido de nuevo?
Practica justicia
Tercero, Juan escribió: “todo el que hace justicia es nacido de él”(1 Juan 2:29).
El hombre que es nacido de nuevo, o es regenerado, es un hombre santo. Procura vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, hacer las cosas que agradan a Dios y evitar las cosas que Dios aborrece. Desea continuamente tener su ejemplo en Cristo su ejemplo y dar muestras de ser amigo de Jesús haciendo todo lo que Él ordena. Sabe que no es perfecto. Percibe, con dolor, su corrupción interior. Tiene conciencia de un principio maligno dentro de sí mismo que lucha constantemente contra la gracia y trata de apartarlo de Dios. Pero no lo consiente, aunque no pueda impedir su presencia.
Aunque a veces puede sentirse tan bajo que cuestiona si es o no cristiano, podrá decir con John Newton: “No soy lo que debo ser, no soy lo que quiero ser, no soy lo que espero ser en el más allá; pero aun así no soy lo que era, y por la gracia de Dios soy lo que soy.” ¿Qué diría de ti el apóstol? ¿Has nacido de nuevo?
Ama a los demás cristianosCuarto, Juan escribió: “Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos” (1 Juan 3:14).
El hombre que ha nacido de nuevo tiene un amor especial por todos los auténticos discípulos de Cristo. Al igual que su Padre en los cielos, ama a todos los hombres con un gran amor general, pero tiene un amor especial por los que comparten su fe en Cristo. Al igual que su Señor y Salvador, ama a los peores pecadores y puede llorar por ellos; pero tiene un amor particular por los que son creyentes. Nunca se siente tan en casa como cuando está en su compañía.
Siente que todos son miembros de la misma familia. Son sus soldados compañeros, luchando contra el mismo enemigo. Son sus compañeros de viaje, viajando por el mismo camino. Los comprende, y ellos lo comprenden a él.
Pueden ser muy distintos a él de muchas maneras: en rango, en posición y en riquezas. Pero eso no importa. Son los hijos e hijas de su Padre y no puede menos que amarlos. ¿Qué diría de ti el apóstol? ¿Has nacido de nuevo?
Vence al mundo
Quinto, Juan escribió: “Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo” (1 Juan 5:4).
El hombre que ha nacido de nuevo no usa la opinión del mundo como su norma con respecto a lo bueno y lo malo. No le importa ir contra la corriente de las conductas, ideas y costumbres del mundo. Lo que dicen o hacen los demás ya no le preocupa. Vence al amor del mundo. No encuentra placer en las cosas que parecen dar felicidad a la mayoría de las personas. A él le parecen necias e indignas de un ser inmortal.
Ama los elogios de Dios más que los elogios del hombre. Teme ofender a Dios más que ofender a los hombres. No es importante para él si lo culpan o elogian, su meta principal es agradar a Dios. ¿Qué diría de ti el apóstol? ¿Has nacido de nuevo?
Se mantiene puroSexto, Juan escribió: “Aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 5:18).
El hombre que ha nacido de nuevo cuida su propia alma. Procura no sólo evitar el pecado sino también todo lo que pueda llevarlo a él. Es cuidadoso de sus compañías. Sabe que las comunicaciones impías corrompen el corazón y que el mal es más contagioso que el bien, así como una enfermedad es más contagiosa que la salud. Es cuidadoso en cuanto al uso de su tiempo, su anhelo principal es usarlo con provecho.
Anhela vivir como un soldado en territorio enemigo --usar continuamente su armadura y estar preparado para la tentación. Es diligente en ser un hombre vigilante, humilde y de oración. ¿Qué diría de ti el apóstol? ¿Has nacido de nuevo?
La prueba
Estas son las seis grandes características del cristiano que ha nacido de nuevo. Hay una gran diferencia en la profundidad y claridad de estas características en distintas personas. En algunas son débiles y casi ni se notan. En otras son fuertes, claras e inconfundibles, de modo que cualquiera las puede notar. Algunas de estas características son más visibles que otras en cada individuo. Rara vez son todas igualmente evidentes en una persona dada.
Pero aun así, teniendo todo en cuenta, aquí encontramos grabadas seis características del que es nacido de Dios.
¿Cómo hemos de reaccionar a estas cosas? Podemos, por lógica, llegar a una sola conclusión: únicamente los que son nacidos de nuevo tienen estas seis características, y los que no las tienen no son nacidos de nuevo. Esta parece ser la conclusión a la cual el apóstol quería que llegáramos.
¿Tienes estas características?
J. C. Ryle (1816 - 1900)
miércoles, 22 de junio de 2011
C. H. Spurgeon - Insondable
jueves, 16 de junio de 2011
Diario de Spurgeon
Recorrí el Distrito de la Estación. Cuando comencé, estaba mudo en lo que respecta a las cosas espirituales. Pronto sentí la operación del Señor en alguna medida. Bendito sea Su santo nombre por los siglos de los siglos, y todos los redimidos han de decir: ¡Amén! Suyo es el poder. ¡Amado, Tu belleza es perdurable! Es algo glorioso contemplarte. ¡Dame más de las visiones embelesadoras de Tu rostro, de las miradas de Tu amor, y más constante comunión Contigo! ¡Señor, dígnate moverte en la tierra, y trae a Tus elegidos de entre los condenados pecadores del mundo!
miércoles, 15 de junio de 2011
Esa es una frase arrolladora pues hay algunos seres en este mundo que confían en su arrepentimiento para el perdón del pecado. Más allá de toda duda es tu deber arrepentirte de tu pecado. Si has desobedecido a Dios, debes lamentarlo. Dejar de pecar no es sino el deber de la criatura, pues de lo contrario, el pecado no sería la violación de la santa ley de Dios. Pero has de saber que todo el arrepentimiento del mundo no puede borrar el más pequeño pecado. Si sólo un pensamiento pecaminoso se atravesara por tu mente, y tú te afligieras por él todos los días de tu vida, la mancha de ese pecado no podría ser quitada ni siquiera por la angustia que te cuesta. El arrepentimiento es la obra del Espíritu de Dios, y es un don muy precioso y es un signo de gracia; pero no hay ningún poder expiatorio en el arrepentimiento. En un mar lleno de lágrimas penitenciales no hay ni el poder ni la capacidad para lavar una sola mancha de esta espantosa inmundicia. Sin el derramamiento de sangre no se hace remisión.
Una Ley Inalterable - sermón de C. H. Spurgeon
lunes, 13 de junio de 2011
Diario de Spurgeon
Han pasado ahora quince días desde mi bautismo. ¡Cuán solemnemente me he consagrado a Ti! Quisiera repetir mis votos ahora, y consagrarme solemnemente a Ti de nuevo.
Si yo abandono al Señor”.
En Su fuerza puedo hacerlo todo. Tú has jurado salvar, y ni la muerte ni el infierno podrían impedir Tu propósito eterno. ¡Sostenme! Tú me has bendecido. Sólo Tú puedes hacerlo. Si Tú no salvas, he de perecer. Tú no me dejarás; Tú me has mostrado una porción de la gloria de Tu rostro.
martes, 24 de mayo de 2011
Aspectos de la Santidad
La expresión presentaos ocurre en un solo lugar del Nuevo Testamento (Romanos 6: 13-19, Versión King James). En esos versículos se expresa: presentaos como un deber de los creyentes. Pero la palabra ‘presentarse’ no conlleva el sentido de ponernos pasivamente en las manos de otra persona. Tiene más bien el sentido de presentarnos activamente para el uso de otro, como Ofrecernos a Dios (Romanos 6: 13, Nueva Versión Internacional).
De cualquier manera, otros veinte o treinta pasajes de la Escritura nos enseñan que los creyentes no deben quedarse inmóviles, sino que deben ponerse de pie y trabajar. Como características de la vida cristiana se mencionan la guerra, la lucha, la vida de un soldado y la refriega. ¿Por cuál otro motivo necesitaríamos ponernos la armadura de Dios? (Efesios 6: 10-18).
La gente persiste en confundir dos cosas que difieren. En la ‘justificación’ se nos dice que creamos, que sólo creamos. En la ‘santificación’ se nos dice que vigilemos, que oremos y que luchemos.
Dejo mi introducción aquí con mucha ansiedad. Hay una actitud entre los cristianos profesantes de hoy (siglo 19), que me llena de preocupación por el futuro. Hay una asombrosa ignorancia de la Escritura con una consecuente falta de verdadera religión. Hay un gusto incrementado por lo sensacional; miles están dispuestos a congregarse si se trata de oír una nueva voz y una nueva doctrina, sin considerar si lo que oyen es verdad. Muchedumbres y aclamaciones y un incesante surgir de emociones son las únicas cosas por las que muchos se preocupan. En tanto que el predicador sea ‘brillante’ y ‘denodado’, cientos piensan que debe predicar la verdad.
El deseo de mi corazón y mi cotidiana oración son porque la santidad personal crezca grandemente entre los cristianos profesantes. Y yo confío en que todos los que se esfuercen por promoverla se adhieran estrechamente a lo que la Escritura enseña y aclara cuidadosamente entre doctrinas que difieren; “Si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca”, dice Jehová (Jeremías 15: 19).
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
domingo, 22 de mayo de 2011
Diario de Spurgeon
Fui a la capilla. El sermón versó sobre el Salmo 23: 3. ¡Cuánto necesito esa restauración! Si el Señor no la lleva a cabo, yo no podría hacerlo. “Echa fuera a Tu enemigo y al mío”. Quiero ser pasivo, y someterme a Tu voluntad soberana; Tú harás lo que es recto. Señor, guárdame; esperaré Tu tiempo de avivamiento; ¡enséñame tanto a trabajar como a esperar, esperando y confiando que Tú vendrás pronto, y que restaurarás en mí el gozo de Tu salvación! Me encuentro en una condición abatida, pero, con todo, estoy eternamente seguro. Él me guiará.