Cuando se llegó al fin de la publicación de los sermones de Spurgeon en el año de 1917, se habían vendido
cien millones de copias de los sermones impresos semanalmente. Desde esa fecha han sido reimpresos y republicados en una miríada de formatos, de tal forma que el número es incalculable. En una ocasión, un editor recibió una orden
de un millón de copias de un solo sermón. En otra ocasión, alguien compró 250,000 copias de varios sermones para distribuir a estudiantes universitarios, miembros del Parlamento inglés, reyes de Europa y terratenientes irlandeses. La distribución mundial de los sermones de Spurgeon desafía la imaginación.
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